Jon Gordon consigue trasladarte al mundo que crea con sus palabras de una manera fascinante, te encuentras inmerso en el personaje, en todo lo que le pasa, piensa…
Juega con la empatía para hacerte sentir lo mismo que al personaje de su libro.
Aunque no te preocupes, que no sufrirás por ello, porque consigue que desarrolles las herramientas emocionales que el propio personaje del libro consigue dominar.
Pronto te encontrarás pensando pues yo haría ésto, o esto otro, pues así vas bien, así vas mal… en cada una de las decisiones, aventuras y acciones que le ocurren a George, padre de familia, profesional “si gracia, ni deseos”, el cual da un giro a su vida en los capítulos del libro.
A mi me gustó mucho el libro y se lo hice leer a mi madre… jajaja. A la pobre no le gustó porque hay parte del libro en el que habla de religión y de Dios y ella… pues… cómo diría… es muy religiosa.
Es un libro que te hace reflexionar sobre las maneras que uno tiene para enfrentarse a los problemas.
Es sobre optimismo, positivismo, energía positiva… un lectura muy recomendable en estos tiempos donde los valores de lo bueno, de lo positivo están tan marcados por las noticias malas, por la mediocridad, por la falta de oportunidades…